domingo, 8 de marzo de 2009

Cumplido plan 14: "The Book of Secrets" (Loreena McKennitt) + otras reflexiones y escapadas

De ¿Viviendo o escapando?


Es el plan musical que más he tardado en cumplir, y también el que, habiéndolo cumplido, más he tardado en reflejar aquí. Concretamente fue el domingo pasado (1 de marzo, hace justo una semana), cuando acabé el finde con la audición de este disco. En parte ha sido por la falta de tiempo, en parte por no tener claras mis conclusiones acerca de la escapada. Y sigo sin tenerlas claras, así que voy a mostrarlas tan difusas como las siento.

De lo que no dudo en absoluto es del notable talento de Loreena McKennitt, y de cómo el mismo se refleja en este maravilloso disco. Al margen de los incuestionables méritos musicales de la artista canadiense (compone, toca varios instrumentos y canta, todo ello con verdadera autenticidad y sentimiento, amén de la gran calidad), el disco rebosa de capacidad evasiva y de evocación. En su búsqueda del origen del sentimiento musical celta, "The Book of Secrets" tansporta a ese tipo de paisajes en los que nos gustaría vivir (al menos a mí).

Pero de lo que dudo es de la respuesta emotiva del oyente (en este caso yo). De si es única o depende del estado anímico. Me explico. Mi sensación el domingo pasado (tumbado en la cama, como paso previo al acto de dormir antes del temible lunes, tras haber pasado una muy agradable y divertida tarde con unos amigos, y en medio de un panorama general un tanto complicado e inestabilizador moralmente), mi sensación digo, fue la del relax total y absoluto, sin ápice de subidón ni bajón de ánimo -lo cual tampoco está mal-. Porque creo que, al margen de dicho estado anímico, la música de Loreena, tan cercana a las raices Folk como al estilo New Age, parece adecuada para dicho estado plano, relajado, contemplativo, pero también la considero capaz de llegar a tocar la fibra sensible, de emocionar, y sin embargo esto no me pasó (y paradójicamente creo que en estos momentos estoy más bien sensible, por cierto).

Lo cierto es que, vistas las últimas escapadas musicales planeadas aquí, creo que podría ser interesante proponerme, o bien otros métodos o bien otros estilos o géneros. En lo de los métodos podría valer el hecho de añadir la visualización de fotos de viajes o excursiones del pasado, pero también estaría bien aprovechar la llegada del buen tiempo para tumbarme no en la cama sino en el césped de un parque, o combinar montañismo y música escuchando algún disco en lo alto de alguna montaña (cosa que ya he hecho en alguna emotiva ocasión). En cuanto a los géneros, probablemente el próximo podría ser el Heavy Metal...

Debo añadir finalmente algo que he comentado casi de soslayo. El día de la escapada estuve, unas horas antes, con Isa y Ángel en su casa de El Escorial. Disfruté con ellos de, probablemente, las mejores horas de todas la última semanas, haciendo algo tan sencillo como jugar con uno de esos infalibles juegos de mesa, mientras comíamos bombones, tomábamos té y escuchábamos precisamente a Loreena McKennitt de fondo. Y sobre todo, reimos. Algo tan básico y universal como la risa, es una de las mejores (si no la mejor) maneras posibles de escapar. Por ahí, por lo de las risas, pueden ir los tiros de alguna de las próximas escapadas, en concreto una propuesta por Ángel, que espero no me sea difícil de llevar a cabo...

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